lunes, 17 de marzo de 2014

Senderismo Pico Bermejo-Sierra de Alhucema 15-03-2014

Empezamos la ruta con algo de retraso porque la aldea de los Villares en Carcabuey, es un conjunto de casas disperso a lo largo de la carretera, hecho este que nos deparó un desencuentro inesperado hasta que encontrado el punto en el cual existía cobertura telefónica, pudimos contactar y descubrir que habíamos estado esperándonos mutuamente casi media hora. Resuelto el problema iniciamos la ruta cruzando el arroyo de los Villares, que al bajar caudaloso hubo que sortear dando un buen salto, con algún que otro remojón. Nos adentramos en el olivar que cubre la empinada ladera de la sierra hasta llegar a una canal cubierta por un canchal que dificulta nuestro avance, aunque buscamos en los laterales pisar los rastrojos que hagan menos resbaladiza la ascensión. Al final del embudo llegamos a un collado donde descansamos y contemplamos el paisaje y las numerosas agujas calizas que pueblan las laderas de esta enorme montaña. Desde aquí vemos nuestro nuevo hito, que es otro collado todavía más alto y al que habrá que llegar tras pasar por la base de una solitaria torre caliza en mitad de otro de los embudos con los que el agua ha ido erosionando la ladera sur del pico Bermejo. Llegamos hasta allí con menos dificultad, al estar la pendiente cubierta de hierbas, descubriendo que la ascensión ha de continuar todavía más, pues la cima sigue estando mucho más arriba. Llegar hasta ella nos supondrá salvar un desnivel no tan pronunciado como los anteriores, por lo que avanzaremos rápidamente y también con más alegría, porque alcanzamos la cuerda de la sierra y vemos a nuestra izquierda la crestería de la sierra Alhucema y la sierra Horconera con la Tiñosa. Después de dos horas de ascensión llegamos al vértice geodésico del pico Bermejo, descansamos y nos regocijamos con las vistas del entorno que la calima ambiental nos permite ver, pues la impresionante Sierra Nevada se oculta tras ella, quitándole méritos al fabuloso paisaje que los días claros se pueden contemplar desde esta cima. Retomamos la marcha e iniciamos un progresivo descenso por un senderillo marcado sobre el terreno y con algunos mojones de piedra que indican algunas de las posibles vías de acenso de esta montaña. Nosotros tomamos el sendero que por la ladera sur se dirige aparentemente hacia el puerto del Cerezo, pero no es así, ya que desciende y desciende, por lo que habrá que estar pendiente del gps para no tener luego que volver a subir. A nosotros casi nos sucede esto, pues la inercia de la cuesta abajo y seguir el senderillo amojonado nos hizo confiarnos, pero uno que ya está algo escarmentado ante situaciones parecidas, se dio cuenta y cambiamos nuestro rumbo hacia el puerto del Cerezo que nos esperaba un poquito más ariba, pero solo un poco, porque rectificamos a tiempo. Este puerto situado a 1.300m de altura, está aterrazado pero pelado de vegetación, quizás porque la repoblación forestal nunca se llegara a terminar de hacer. Aquí descansamos y comemos algo ligero porque la crestería de la sierra Alhucema está justo 200m encima de nuestras cabezas. Como andábamos mal de tiempo, decidimos no hacer la cresta completa, si no subir directamente desde el puerto hacia la cresta por la única zona posible, una grieta con algo de hierba por donde habrá que hacer alguna pequeña trepada sin dificultad. Una vez arriba la sorpresa ante el maravilloso espectáculo que estamos contemplando nos invade y un “¡Hoooo…!” espontáneo surge de nuestras bocas, no sin cierto respeto y algo de temor porque internamente estamos pensando que avanzar por allí arriba no debe de ser tarea fácil. Alguien dijo que se bajaba y no lo intentaba, pero supongo que el coraje y el afán de superación pudieron más y no nos abandonó, acompañándonos ente el peligro y corriendo la misma suerte que los demás que no sin cierto “cague”, no nos manifestamos en contra de darnos media vuelta. Yo para animar, dije que años antes ya había hecho esa crestería y que se pasaba bien, eso si con mucho cuidado, precaución y poniendo los cinco sentidos en lo que uno está haciendo. Así pues nos echamos adelante y empezamos a crestear. No siempre hay porqué andar por el vértice superior, cuando el paso es demasiado estrecho y aéreo buscamos pasos laterales que nos permiten agarrarnos con las manos a la roca y hacer pie en lugares firmes para avanzar. Esto al menos tuvimos que hacerlo en un par de ocasiones, el resto se puede hacer por arriba andando sin dificultad pero con cuidado. De vez en cuando miramos atrás y nos sorprende ver la verticalidad de las paredes y los lugares por los que acabamos de pasar. Si, es sorprendente y desde allí nos parece casi imposible, pero se puede. Llegamos al final de la cresta, ahora la cuerda de la sierra es mucho más amplia. Andamos unos cientos de metros y llegamos al punto en el cual debiéramos de descender hacia el puerto Mahina para subir a la Tiñosa que se encuentra frente a nosotros. Como era algo tarde, decidimos no hacer esta ascensión y si continuar hasta el final de la sierra Alhucema por su cima. Una vez allí descenderemos hacia el valle por una ladera sin cortados verticales, donde la piedra suelta y la grava hacen resbaladizo el terreno, pero el continuo zig-zag y la paciencia nos permitirán llegar al encinar que se encuentra en las cotas más bajas hasta alcanzar el camino carretero que paralelo al arroyo de los Villares nos conducirá hasta la aldea donde por la mañana habíamos dejado los coches. Unas placenteras cervezas para celebrar el éxito de una jornada de “montaña total” fueron la antesala de mi despedida de los Alpargateros Teresa, Juan Antonio, Rose Marie y Chico. Gracias por vuestra compañía y espero que en el futuro haya muchas más rutas por compartir. Antonio Franco.

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