martes, 10 de junio de 2014

Senderismo Tavizna 07-06-2014

Hola montañeros. !! Ayer 16 aguerridos montañeros de toda la vida, emprendimos la delicada tarea de los descubrir los más recónditos y bellos lugares próximos a la aldea de Tavizna. Raquel, la benjamina inmediatamente se puso a la cabeza del pelotón marcando un paso desenfrenado que nos hacía dudar a algunos de nuestro estado de forma. Pronto nuestra amiga Bego necesitó de la ayuda de los mas sacrificados para recomponer sus maltrechos pies a base de tiritas. Yo personalmente dudé que pudiera acabar la ruta, pero ella venía dispuesta a darlo todo y la terminó. Entre quejigos, encinas, lentiscos,fresnos, una extensa alfombra de flores y ríos, se desarrolló gran parte de la ruta. Llegamos al cruce del Pajaruco. Algunos prefirieron esperar y otros nos lanzamos a su conquista. Este río habrá que volver en época de lluvias porque actualmente es un cauce seco. Pero hicimos nuestros pinitos por las rocas que sirvió de estímulo al personal y en especial a Raquel, la benjamina. Nos reencontramos con el resto del grupo y nos dirigimos al Nacimiento del Hondón. Nunca lo había visto con tan poca agua. La magnifica higuera que allí se encuentra nos dio cobijo y recuperamos fuerzas. Todavía nos quedaba gran parte de la tarta y la más sabrosa a mi entender. Caminamos por la rivera del Hondón hasta un puente romano donde nos dispusimos a comer. Algunos se bañaron en sus frías aguas y otros nos dedicamos a recordar batallitas con viejos compañeros de viaje. Emprendimos la marcha y llegamos a la conjunción de los ríos Hondón y Boyar que dejan de serlo para convertirse en el Tavizna. Ya sólo nos quedaba el asalto al castillo de Aznalmara. Dudas entre el personal que si vamos a subir, que qué hacemos. En eso que dije la famosa frase de Jesús de Nazaret, el que quiera subir que me siga. Y me siguieron , pero no fueron doce sino cuatro. Lo más granado. Los más intrépidos. Los que se llevaron la gloria. Dicho y hecho, asaltamos el castillo hasta la más alta de sus almenas. Fotos hay de tan gloriosa hazaña que lo demuestran. Inmediatamente nos reencontramos con el resto de la tropa que se había quedado en el campamento base y continuamos por un precioso sendero junto al río que fue a desembocar en la Bomba. Así se llama el chiringuito tan guapo donde tan amablemente nos atendieron y tenían unas litronas tan fresquitas que hicieron las delicias entre la sedienta tropa. Así sucedió y así os lo he contado. Gracias a todos y hasta la próxima aventura. Saludos. Mario.

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