viernes, 22 de agosto de 2014

Barranco de Trevelez 02-08-2014

El pasado sábado, un buen grupo de amigos de distintos clubes (creo que éramos 9) nos reunimos para realizar el descenso del barranco de Trevélez. LLegamos ya tarde, anocheciendo, así que no pudimos comprobar cómo estaba el caudal en su salida, bueeeeeeno, confieso, fue eso, que era de noche cuando llegamos y que cuando aparcamos en la zona de acampada, ya estaban allí dos compañeros con una garrafita de Pedro Ximenez en mano....¡¡¡ quién se va a poner a mirar caudales ni cosas por el estilo !!! Por la mañana, bien tempranito, y antes de que el sol haga acto de presencia, nos pegamos un memorable desayuno y tiramos 'toooo parriba".. directos a la cabecera del barranco. Las previsiones de tiempo eran "perfectas".... por supuesto, es estas fechas nadie esperaba lluvias, y el caudal según otras crónicas recientes era muy asequible.. Todo apuntaba a que iba a ser un descenso de "entretenimiento y disfrute". Efectivamente nada más bajar desde el lugar conocido como Puente de Palos (o lo que queda de él) pudimos comprobar que el caudal iba a ser bajo, el agua en la poza de inicio no superaba la rodilla, así que iba bajito, bajito.... El descenso, durante la primera hora, lo hicimos muy tranquilos, sin prisas, disfrutando cada instante, explicando a los compañeros cómo y dónde se complica el barranco cuando el caudal va mucho más alto, y como evitar estas trampas. Poco a poco, y de manera gradual, empezamos a notar una anormal sucesión de caídas de pequeñas piedras, algo que achacamos al posible movimiento de animales sobre nuestras cabezas, otro compañero nos dijo que a uno pocos metros de él, una roca de considerable tamaño había caído. No era normal esa asiduidad de caídas, pero la explicación de los animales no cuadraba, ya era demasiado tiempo y lugares muy distantes.... Cuando estuvimos en una zona donde pudimos mirar hacia arriba con más amplitud, pudimos comprobar que se había desatado un fuerte viento, que aunque abajo en el barranco no era perceptible, arriba movía con bastante virulencia los matorrales y árboles. Esta era la causa que estaba provocando la gran cantidad de piedras que estaban cayendo. Nos encontrábamos en la zona más abrupta y complicada de avanzar en el barranco, justo en el rapel donde hay que instalar un pasamanos para alcanzar la instalación para pasar una oquedad que hay entre dos enormes piedras encajonadas entre las estrechas paredes. Rafa estaba en cabecera, y el resto del grupo estaba sobre la primera gran roca esperando el turno cuando una sucesión de pequeñas piedras empezaron a caer justo sobre nosotros, inmediatamente otro grupo de piedras, pero estas de mucho más tamaño empezaron a caer sobre nosotros, unos tuvimos tiempo de apartarnos y pegarnos a las paredes, pero un compañero no tuvo tiempo y una roca del tamaño de un balón de fútbol le rozó el casco, produciéndole una herida en forma de 7 y un ligero aturdimiento. Ví como otras rocas impactaron sobra la piedra en la que se encontraba el grupo a escasos cm de los dedos y manos de otros compañeros. ¡¡¡ Se me pusieron los pelos de punta !!! La consigna fue clara "que nadie se separe de la pared y que al que le toque rapelar, que lo haga rapidito, que teníamos que salir de esa zona de desprendimientos lo más rápido posible" El viento arreciaba y la caída de pequeñas piedras y guijarros se aceleraba, podíamos ver como según avanzábamos cientos de pequeñas piedras iban cayendo a nuestro alrededor, incluso un servidor y otros dos compañeros fuimos alcanzados en el casco por alguna. Finalmente salimos del barranco, e incluso en la zona para cambiarnos, junta a la estación eléctrica seguían cayendo las piedras. Así que nos fuimos a la zona del coche rápidamente y sin lavar los neoprenos en la limpias aguas del Poqueira. Más tarde nos fuimos al pueblo de Órgiva y allí remiré las previsiones meteorológicas de la zona. Estaba claro, había cometido un fallo. Siempre miro las previsiones, la posibilidad de lluvias y de tormentas locales, pero no me había fijado en el viento, ése día, un frente de borrascas estaba entrando por el norte de España y eso nos iba a mandar vientos, en concreto las previsiones daban vientos de 30km/h con rachas de igual velocidad. Así que ¡¡¡¡ OJO AL DATO !!!! En barrancos como el Trevélez y el Poqueira, estrechos y rodeados de material como la pizarra, el esquisto y similares fácilmente disgregables, hay que tener mucho cuidado con la previsión del tiempo, y en concreto con un factor que los barranquistas no suelen mirar, el viento. Vientos y/o rachas de 20km/h o más, hacen desaconsejable su descenso. Nos vemos cuerdeando. Juanma Font.

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